jueves, 9 de julio de 2009

Soledad.

Hoy estoy solo…
Furtivo ante tu ojos.
Soy un solitario…
Un minuto congelado…
Relegado al olvido.
Y estoy solo…
Y soy un silencio en el tiempo…
En el cielo desgarrado…
Estoy solo ahora,
Estoy solo nada más…
Mientras mi silencio habla
En traslucida soledad…
Se enciende el reloj
Que la cabeza me ah de taladrar…
Y solo… solo yo…
En mi tiempo de soledad.

Ataúd…

Ataúd…
Ahora yo
Soy el moribundo…
El que transmuta palabras
En sueños sin rumbo…

Soy el suicida…
Que clava los ojos
Entre tránsfugos recuerdos

Desorbitados…
Confusos…
Relegados al olvido…

Ataúd…
Soy el durmiente…
El que habla en silencio
Con la ausencia del tiempo

Confundidos…
Relegados al olvido…
Encendamos las velas avistando el tiempo…

martes, 7 de julio de 2009

≈Tiempo˛˛˛

Quisiera arrebatarle al tiempo…
Las horas en las que tu ausencia…
Me sumerge entre suspiros.
Las horas que entre estrellas…
Se dibujan mis poemas…
Con tu nombre dulcemente…
Dulcemente lo escribo…

Quiero arrebatarle al tiempo…
Las horas en las que no te veo…
La inmensidad que me envuelve…
Entre el delirio y el sueño…
Haciendo volar un ligero pensamiento…
Con tu nombre sobre mi boca…
Con tu voz entre mis sueños…

≈En silencio˛˛˛

Como es un sueño…
Un sueño cotidiano…
Cuando tus palabras se callen
Con un beso…
Y callarme en tu silencio…
En el murmullo del viento…
Tus labios y mis labios
Con palabras a lo lejos…

Estela de mi alma…
Te apareces entre sueños.
Estrellas de ámbar
Aluzando a lo lejos…


Déjame que te hable
También en tu silencio…
Deja que te ame
Más halla de entre mis sueños…

Entre una noche constelada
Con tu luz de estrella…
De estrella de ámbar,
Con el silencio sideral
De las estrellas en la noche…

Déjame que te hable
También en tu silencio…
Deja que te ame
Más halla de entre tus sueños…

Soneto 107

William Shakespeare

Ni el alma profética del mundo
soñando el porvenir, ni mis temores,
pueden a mi amor fijar un plazo
que lo encierre en destino limitado.

Su eclipse resistió la mortal luna
y burlase el augur de su presagio:
lo incierto se corona de certeza,
la paz proclama eternos sus olivos.

El rocío de esta época fragante
renueva mi amor, y aun la muerte
es vencida por mis humildes rimas

aunque en tribus obtusas cause estragos:
y en ellas tendrás tu monumento
cuando tumbas de bronce hayan caído.

Poema N° 20

Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a los lejos"

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles,
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

sábado, 4 de julio de 2009

Ebúrneo sueño.

Una mirada desecha
El eco de tus labios
El ebúrneo sueño
Sigiloso y cansado
Senil, viejo y empolvado

Una cúpula de estrellas
En luces tapizado
El ebúrneo sueño
Silencioso y estático
Ya es hora del eco olvidado

Un sombrío bosque
El maestro del engaño
Laberintico y estrecho
Sangrante y desesperado
Se hace solo, el tiempo exhausto

Un temor incandescente
Silencioso y aciago
La bala perdida
Que mi carne ah atravesado
Lo que una vez fue
Un encanto escondido, virginal y ultramaro.